El día de trabajo continúa en el "BarSport", y conmocionados por las noticias, buscan juntos ...
- mpesce1962
- 5 nov 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 5 nov 2023
Durante la mañana de aquél día, Pedro P. habló largo rato con Segundo, estaban tremendamente impactados con los acontecimientos informados por la BBC sobre la invasión de Hamás a Israel.
Para Pedro P, aquél acontecimiento le había removido absolutamente todas las ideas que tenía del mundo que habitamos, y ése hecho le había provocado cuestionamientos que llegaban hasta la esencia misma de su filosofía de vida.
Pedro y Segundo esperaban espectantes al resto de los parroquianos o contertulios. Querían intercabiar información, pensamientos, reflexiones sobre las eternas preguntas de la filosofía: de dónde venimos?, qué somos? y, ¿a dónde vamos?. Las buenas preguntas, las preguntas de la vida, como las llama Savater, son aquellas que no tienen respuesta, o cuya respuesta se va mejorando a lo largo del tiempo. Las de la filosofía son ésas, las eternas preguntas, a las que cada humano va modelando su respuesta a lo largo de su propia vida, en función de los talentos y las virtudes con las cuales nos ha adornado la madre naturaleza a cada uno de nosotros.
Si bien no hay una hora concreta de reunión, siempre hay un rango horario en el cual los contertulios de la mesa 33, se reúnen para una puesta al día. Tan es así que de lejos ven venir al vasco Julien, más tarde que de costumbre. El vasco Julien es medio bohemio, o más bien desordenado. Es de esas personas que usan el reloj más como alhaja que como regla de 24 pulgadas para medir el decurso del tiempo, y hacerlo más productivo.
En las antípodas de Tony Benett, el vasco Julen entró a destiempo, como un mal cantor de jazz . Es que llegar tarde era parte inescindible de su ser. Era de los que tomaba siempre el bus andando. Como era costumbre, sus dos amigos primero lo miraron feo; casi que con una suerte de insulto ocular.
Después de la justificación sin sentido de todos los encuentros, acompañada de alguna estocada de Pedro, primó la tolerancia y la mesa quedó servida.
Los amigos de las agujas del reloj, se tomaron unos minutos para hacerle al vasco la puesta a punto de los temas que estaban analizando, emulando a un noticiero en horario central.
Julen que andaba entreverado en el laberinto de la vida, siempre se hacía un tiempo para la tenida en el Bar Sport. Era como un refugio espiritual dónde se preservaba de sus dos divorcios, las pensiones, el trabajo atrasado que le reclama su jefe y demás mochilas del diario acontecer.
Consciente de que sus amigos esperaban una respuesta medianamente inteligente y fundada, trató de hacer su mejor esfuerzo. Para ello buceó en sus tiempos de estudiante para lograr un profesorado de Literatura que al igual que muchos proyectos, nunca concretó.
Primero, carraspeó un par de veces fruto de un nerviosismo que a veces lo traicionaba.
No siempre lograba hilvanar un pensamiento respetable, pero al menos lo intentaba en el afán de integrarse con sus amigos Pedro y Segundo.
-Muchachos. Han dejado de lado lo medular…¡Corsi e ricorsi! La historia no evoluciona en línea recta, los mismos problemas vuelven enmascarados. Lo que estamos viviendo, como decía Arturo Pérez Reverte, es un capítulo más de la guerra santa. Se repite la historia de la época de Constantinopla y de las cruzadas. Cuando un hombre lo único que tiene es a su Dios, no se detiene ante nada. Ya lo dijo el gallego, que además es un escritor formidable. ¿Nos vamos a asombrar que el dominio del semejante, aún a costa de su exterminio, es un vicio recurrente del hombre? Gengis Kan mató la décima parte de la población de Asia - más de diez millones- y ello si tomamos estadísticas conservadoras. Mao se llevó sesenta millones de personas, la Segunda Guerra Mundial, otro tanto. ¿Qué les asombra?
En los campos de algodón de la primera potencia de occidente, o sea Estados Unidos, entre 1890 y 1930, los supremacistas blancos, mataron casi tres mil afroamericanos para que sus coterráneos vivos supieran quién era el amo.
A veces , tenemos la ilusión de que los descubrimientos de la ciencia médica deben replicarse en otras áreas. Por ejemplo si en nuestros días, la expectativa de vida del hombre es el doble que en la edad media, esos avances incontestables deberían prohijar un mundo mejor. Nos olvidamos que la naturaleza humana, cuando se desboca , no sabe de límites, ni de tolerancia y ni siquiera de piedad . Acuérdense de lo que decía Hobbes en su Leviatán: la inclinación general de la humanidad lleva a un perpetuo afán de poder que termina solamente con la muerte. Y para cumplir con ese fin se requiere un tsunami de irracionalidad que se lleva todo puesto. Pensar en un mundo mejor, como lo dijo un tal William Shakespeare, es sólo un sueño de una noche de verano. Y solo eso.
Pedro queda aún más confundido, será que la famosa ley de atracción funciona atrayendo precísamente a todos los pesimistas a la mesa 33 .... ?

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